
Tenemos que pasar de confrontar nuestras ideas y resaltar las diferencias, los “defectos” de los otros, a desarrollar la habilidad de ver lo que nos une; todo lo que juntos podemos sacar adelante.
Nuestra sociedad desde muy temprano nos enseña a competir y no la gran ventaja de trabajar en equipo para solucionar los problemas.
Competimos alineándonos con un equipo de futbol o por ascender en el trabajo; así que nuestros políticos no son más que el reflejo del mundo que hemos creado. Ellos también compiten dentro de sus partidos por los puestos relevantes; así lo han aprendido.
Y hasta cuando hacemos un programa de TV para que los candidatos se expresen le llamamos “debate” lo que implica confrontación. Gozamos con sus dialécticas agresivas y al final discutimos sobre quien ha “ganado”. Quizás habría que hacer un programa llamado “consenso” en el que los mismos candidatos fueran instados a ver los puntos comunes; a mediar en aquellas ideas en las que podrían trabajar juntos para que con la suma se obtuvieran mejores resultados. Y así ganaríamos todos.
Si queremos resultados diferentes tendremos que dejar de hacer siempre lo mismo. Tenemos que pasar de ser especialistas en buscar diferencias y confrontación a ser hábiles buscadores del encuentro y la colaboración. Al final es aprender a difuminar el ego en el paisaje del bien común.
Hasta que lo aprendamos estaremos condenados a repetir y repetir, ya sean nuestros errores personales, sociales o las elecciones.
Lipe
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