¿Qué ocurre cuando sufrimos una tormenta solar?
Cuando una eyección de masa coronal es expulsada en el sol en dirección a la Tierra, en unas 24 o 48 horas alcanza la magnetosfera terrestre produciendo una tormenta solar. Las partículas del CME que nos han alcanzado quedan atrapadas entre las líneas del campo magnético de la tierra. Estar partículas están cargadas eléctricamente y se mueven en direcciones opuestas (según su carga) entre las líneas de campo. Este movimiento de cargas opuestas genera una corriente alrededor del ecuador de nuestro planeta que se llama corriente de anillo. Esta corriente genera un campo magnético cuyas líneas de campo fluctuantes generan a su vez corrientes en los cables eléctricos de la superficie terrestre. También afectan a los cables submarinos. En marzo de 1940, durante una tormenta solar, el cable que cruzaba el Atlántico entre Escocia y Newfoundland registró una tensión de 2.600 voltios.
El ciclo solar actual: el 24
Las predicciones realizadas con 3 años de progreso del ciclo solar son normalmente bastante fiables, y por lo tanto los riesgos de una gran tormenta solar en los próximos años son menores.
Sin embargo hay algo que juega en contra. El IMF, o campo magnético interplanetario, son las líneas de campo magnético del sol formadas realmente por el plasma del viento solar. Debido a la rotación del sol, el movimiento de este campo magnético es similar al de la falda de una bailarina que da vueltas.
De esta forma, el plasma que nos llega en los CMEs tiene una orientación magnética norte o sur. Hasta hace unos años se creía que cuando nos llegaba un CME con el IMF en orientación norte, los campos magnéticos solares y terrestres se reforzaban mutuamente. Pero sorprendentemente, observaciones realizadas en 2007 y 2008 por las sondas THEMIS pusieron en evidencia que el efecto es contrario: se inyecta más plasma en la magnetosfera.
Sin embargo hay algo que juega en contra. El IMF, o campo magnético interplanetario, son las líneas de campo magnético del sol formadas realmente por el plasma del viento solar. Debido a la rotación del sol, el movimiento de este campo magnético es similar al de la falda de una bailarina que da vueltas.
De esta forma, el plasma que nos llega en los CMEs tiene una orientación magnética norte o sur. Hasta hace unos años se creía que cuando nos llegaba un CME con el IMF en orientación norte, los campos magnéticos solares y terrestres se reforzaban mutuamente. Pero sorprendentemente, observaciones realizadas en 2007 y 2008 por las sondas THEMIS pusieron en evidencia que el efecto es contrario: se inyecta más plasma en la magnetosfera.
Y por razones que todavía se desconocen, en los ciclos solares pares, como el actual 24, los CMEs que impactan la Tierra suelen tener magnetización norte.
Prevención
En 2008 la National Academy of Sciences alertó de los riesgos de una tormenta solar, calculando que la situación no volvería a la normalidad hasta 4 años después del incidente, cuyo coste ascendería a 2 billones de dólares (2.000.000.000.000).
La NASA está en la actualidad trabajando en un sistema de predicción de tormentas solares llamado Solar Shield. Este sistema permitirá dar aviso para desconectar los transformadores que se prevea que podrían ser dañados. Lamentablemente, esta sistema de aviso solo está previsto para los Estados Unidos, y por otro lado, no es seguro que funcione al 100%. Una protección real de los transformadores críticos, como la propuesta en un proyecto de ley en proceso de aprobación en los Estados Unidos, la HR 668, requeriría que las compañías eléctricas realizasen una inversión de entre 100 y 300 millones de dólares, que serían repercutidas a los consumidores, y que dada la situación económica actual, quizá tarde un tiempo en ser aprobada definitivamente.
Mientras tanto, encomendémonos a la suerte.
Mientras tanto, encomendémonos a la suerte.
Referencias:
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