sábado, 14 de enero de 2012

La tormenta solar perfecta

Aunque quizá el término TEOTWAWKI te haya sonado a plato de cocina japonesa, no lo es. Seguramente lo oigas y leas muy frecuentemente en este año 2012, mediático donde los haya en términos catastrofistas. Es el acrónimo en inglés de la frase “The End Of The World As We Know It” (el fin del mundo tal como lo conocemos).Como ya habrás adivinado a estas alturas, la entrada trata del peligro para la humanidad de una tormenta solar perfecta. De todas las cosaas que se han dicho sobre el 2012 sobre los peligros que nos acechan, éste es el único que aparentemente tiene fundamento. Es cierto que las probabilidades de que ocurra en el 2012 son bajas, pero más tarde o más temprano ocurrirá. Quizá dentro de 12, 50, o 500 años, pero si nos pilla desprevenidos, lo vamos a pasar muy mal.Tenemos constancia de que ya pasó una vez, en 1859, en lo que se conoce como evento Carrington en honor a Richard Carrington, que observó la fulguración solar justo cuando se estaba aproximando a nuestro planeta. En aquella fecha, el cableado tendido para las comunicaciones telegráficas sufrió tales sobrecargas eléctricas que produjo numerosos cortocircuitos e incendios tanto en Europa como en Norteamérica. Si algo así ocurriese en la actualidad, con una sociedad mucho más dependiente de la electricidad y las telecomunicaciones, las consecuencias superarían lo que nos podemos imaginar.En primer lugar el suministro eléctrico que llega a nuestra casa se interrumpiría. No habría teléfono y el único uso útil del móvil sería como pisapapeles. La pega es que esta situación se prolongaría durante semanas, hasta que los transformadores se fuesen reparando o sustituyendo. Como en otras ocasiones en las que han ocurrido apagones prolongados, abundaría el vandalismo contra los comercios y la propiedad privada. El ejército y la policía tendría que ocupar las calles para mantener el orden, todo ello a la luz de linternas, antorchas o generadores de gasolina, si es que aun funcionan. En muchos casos tampoco se dispondrá de agua, ya que ésta es depurada y bombeada con máquinas que funcionan con electricidad. Los bancos no operarían. Los vuelos y ferrocarriles tampoco. Los equipos hospitalarios serían inutilizables.Pasado el primer susto, nos encontramos con que las centrales nucleares necesitan de electricidad para hacer funcionar las bombas que enfrían su núcleo. Todas ellas tienen sistemas de generación autónomos, pero dependen de la provisión continua de combustible para mantener los generadores funcionando. En una situación de crisis así, es posible que hubiese problemas de suministro, y si los generadores se quedan sin combustible el núcleo se podría fundir. Todos tenemos reciente los efectos de algo así.


                                                                                 ¿Qué ocurre cuando sufrimos una tormenta solar?

Cuando una eyección de masa coronal es expulsada en el sol en dirección a la Tierra, en unas 24 o 48 horas alcanza la magnetosfera terrestre produciendo una tormenta solar. Las partículas del CME que nos han alcanzado quedan atrapadas entre las líneas del campo magnético de la tierra. Estar partículas están cargadas eléctricamente y se mueven en direcciones opuestas (según su carga) entre las líneas de campo. Este movimiento de cargas opuestas genera una corriente alrededor del ecuador de nuestro planeta que se llama corriente de anillo. Esta corriente genera un campo magnético cuyas líneas de campo fluctuantes generan a su vez corrientes en los cables eléctricos de la superficie terrestre. También afectan a los cables submarinos. En marzo de 1940, durante una tormenta solar, el cable que cruzaba el Atlántico entre Escocia y Newfoundland registró una tensión de 2.600 voltios.



El ciclo solar actual: el 24
Actualmente estamos en el ciclo solar número 24, que empezó hace 3 años. Estos ciclos son periodos de actividad solar que duran 11 años. El pico previsto para el presente ciclo se espera que ocurra en febrero de 2013. Las predicciones de manchas solares (y consecuentemente de actividad solar en términos de eyecciones de masa coronal) eran muy bajas para este ciclo, aunque la actividad de los últimos meses ha revisado al alza las previsiones para los dos próximos años. Aun así, la actividad prevista es la menor en los últimos 80 años.
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Las predicciones realizadas con 3 años de progreso del ciclo solar son normalmente bastante fiables, y por lo tanto los riesgos de una gran tormenta solar en los próximos años son menores.
Sin embargo hay algo que juega en contra. El IMF, o campo magnético interplanetario, son las líneas de campo magnético del sol formadas realmente por el plasma del viento solar. Debido a la rotación del sol, el movimiento de este campo magnético es similar al de la falda de una bailarina que da vueltas.
De esta forma, el plasma que nos llega en los CMEs tiene una orientación magnética norte o sur. Hasta hace unos años se creía que cuando nos llegaba un CME con el IMF en orientación norte, los campos magnéticos solares y terrestres se reforzaban mutuamente. Pero sorprendentemente, observaciones realizadas en 2007 y 2008 por las sondas THEMIS pusieron en evidencia que el efecto es contrario: se inyecta más plasma en la magnetosfera.

Y por razones que todavía se desconocen, en los ciclos solares pares, como el actual 24, los CMEs que impactan la Tierra suelen tener magnetización norte.


Prevención
En 2008 la National Academy of Sciences alertó de los riesgos de una tormenta solar, calculando que la situación no volvería a la normalidad hasta 4 años después del incidente, cuyo coste ascendería a 2 billones de dólares (2.000.000.000.000).
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La NASA está en la actualidad trabajando en un sistema de predicción de tormentas solares llamado Solar Shield. Este sistema permitirá dar aviso para desconectar los transformadores que se prevea que podrían ser dañados. Lamentablemente, esta sistema de aviso solo está previsto para los Estados Unidos, y por otro lado, no es seguro que funcione al 100%. Una protección real de los transformadores críticos, como la propuesta en un proyecto de ley en proceso de aprobación en los Estados Unidos, la HR 668, requeriría que las compañías eléctricas realizasen una inversión de entre 100 y 300 millones de dólares, que serían repercutidas a los consumidores, y que dada la situación económica actual, quizá tarde un tiempo en ser aprobada definitivamente.
Mientras tanto, encomendémonos a la suerte.

Referencias:

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